Si bien la madera ya pintada puede aceptar nuevas capas decorativas tras lijarla con cuidado, no es aconsejable repintar en el caso de puertas y ventanas. Por eso es muy importante remover pintura de manera adecuada.

Lo único que conseguirá, tarde o temprano, es que estás dejen de cerrar bien.

Objetivo: remover pintura

Cuando desee volver a pintar una superficie de madera que tiene múltiples capas de pintura o barniz -por ejemplo, los marcos de una puerta o de una ventana-, prepárese para remover la pintura existente. A diferencia de lo explicado en las páginas anteriores, acá el agua, el jabón y la lona por sí solos ya no son suficientes: se tiene que eliminar la pintura por completo.

Para hacerlo existen dos métodos básicos: utilizando productos químicos o con calor.

Utilice los removedores

Si desea remover pintura por su cuenta, aconsejamos la utilización de removedores -es decir, decapantes químicos-, ya que, aunque también deben manejarse con precaución y son de aplicación más lenta, no son tan peligrosos ni pueden quemar la madera.

Modo de empleo

Existen dos categorías básicas: los removedores líquidos y los sólidos (gel). Los removedores líquidos se aplican con una brocha y, una vez adheridos a la pintura, se eliminan con una espátula.

Los removedores sólidos, que son especialmente adecuados en el caso de las molduras, se aplican y pueden ser retirados con viruta de acero. En ambos casos, conviene trabajar con guantes y lentes de protección.

Sólo en zonas pequeñas

Tanto los productos químicos como las herramientas de calor solo son prácticos para remover superficies      no muy grandes, cómo una ventana o una puerta.

Si necesita remover superficies extensas, póngase en manos de un especialista.

Los removedores son productos tóxicos e irritantes. Para utilizarlos lo ideal es trabajar en posición horizontal. Por esto, siempre que pueda, descuelgue la puerta o ventana que necesite despintar.

Lijado

Como cualquier otra superficie, la madera también debe lijarse una vez que se eliminaron las capas de pintura antigua.

Para hacerlo, se recomienda utilizar un papel de lija fino y hacerlo siempre en la dirección de la veta. Finalmente, se eliminará el polvo con un trapo.

Pistolas de aire caliente

Bajo la apariencia de un inofensivo secador –pero capaz de convertir la madera en carbón-, está herramienta arroja un chorro de aire que ablanda la pintura y permite rascarla con mayor facilidad.

Su uso, no obstante, obliga a extremar las precauciones, y no solo por las quemaduras que puede causar, sino también porque la pintura caliente, al desprenderse, puede inflamar materiales próximos -un papel de periódico, por ejemplo-.