Los revestimientos de azulejos son la solución más resistentes y duradera y el mantenimiento, pero hay que contar también con los pequeños desperfectos que, sin duda, surgirán con el paso del tiempo. Es importante saber solventarlos, ya que pueden dañar estéticamente al conjunto de la obra.

Siempre nuevos

Reparación y mantenimiento

Ni rotos ni sucios

Con un poco de maña se puede poner remedio a la rotura o caída de un azulejo. No descuide tampoco las juntas: evite que se oscurezcan.

Si no tuvo la precaución de guardar azulejos sobrantes, puede suceder que cuando se le rompa alguno no logre encontrar piezas idénticas. Un truco para estos casos es despegar uno de una zona poco visible y sustituirlo por el deteriorado.

Sin embargo, si el azulejo se parte en pedazos limpios, aún puede recuperarlo, como se explica en la siguiente página. Tenga en cuenta además otro consejo: siempre que reemplace una baldosa vieja por una nueva deberá dar el toque final con pastina.

Baldosas que se mueven; si un azulejo que está en buenas condiciones se mueve, puede extraerlo y pegarlo de nuevo. Acabe de soltar la pieza de la pared y, a continuación, sumérjala en agua para eliminar los restos de mezcla.

Limpie también el hueco y, cuando el azulejo esté seco, ya puede volver a colocarlo. Extienda un poco de cemento para azulejos en cada esquina y una aplicación mas en al centro para fijarlo en el hueco.

Quitar un azulejo roto; hay que tener mucho cuidado de no dañar los azulejos contiguos cuando se trata de sustituir una pieza rota por otra nueva. Utilice siempre un corta fierro y un martillo. Situé el corta fierro en el medio del azulejo roto, golpee con suavidad y vaya quitando los trozos desde el centro hacia fuera. Limpie después la cavidad y aplique el cemento especial al azulejo nuevo.

Con el paso del tiempo es inevitable que acumule la suciedad en las juntas. Si son blancas, conviene que las limpie frecuentemente.